La deshidratación durante el ejercicio físico en el calor causan alteraciones significativas de las funciones corporales que se implican a los sistemas cardiovasculares, termorreguladores, metabólicos y endocrinos, entre ellos se encuentran:
• Una reducción de la fuerza muscular.
• Una disminución de los tiempos de actuación (no se puede realizar ejercicios físicos tanto tiempo).
• Una disminución de los volúmenes plasmáticos y sanguíneos.
• Una reducción en el funcionamiento cardiaco durante condiciones de trabajo submaximos.
• Un menor consumo de oxigeno en especial cuando existe restricción de alimentos.
• Un deterioro de los procesos de termorregulación.
• Una disminución del flujo sanguíneo renal y en el volumen de líquidos filtrado por el riñón.
• Un agotamiento del glucógeno hepático.
• Un incremento de la cantidad de electrólitos perdidos por el cuerpo.
Debemos destacar que algunos estudios han demostrado que perdida de peso del 3% o superior causadas por la deshidratación provoca una disminución en la actividad física. Además las dietas no balanceadas y la sudoración excesiva combinada con la deshidratación, pueden causar daños graves al atleta o al practicante sistemático de deporte.
Al contrario de la deshidratación, la ingestión de líquidos durante el ejercicio físico brinda beneficios muy significativos en las respuestas cardiovasculares y termorreguladores.
Se ha demostrado que la reposición de fluidos durante el ejercicio físico prolongado atenúa o evita el incremento de la frecuencia cardiaca y la temperatura corporal, así como la caída del volumen sistólico y el gasto cardiaco, que se observa cuando no se ingieren líquidos durante la realización del ejercicio físico.
Para reemplazar las pérdidas ocasionadas por el sudor podemos plantear que el agua no es el líquido mas apropiado para esto puesto que en ella se pierde siempre minerales en la que dicha perdida no altere el equilibrio interno del organismo hasta el punto de causar un descenso del rendimiento, pero en caso de grandes sudoraciones es preciso reponer los minerales para no sufrir un síndrome de carencias de estos de los que se deriva un descenso en el rendimiento, tensión muscular, mayor propensión a lesiones y espasmos musculares. Por ello el consumo de bebidas isotónicas ofrece indudables ventajas pues mantienen constante la capacidad del rendimiento complementando con la bebidas que no tiene minerales, también las frutas secas en combinación con la bebidas carentes de minerales pueden garantizar un aporte adecuado de líquidos y minerales.
Durante la práctica del ejercicio físico y el entrenamiento en tiempos calurosos ó húmedos, o ambos, los practicantes, entrenadores y atletas deben seguir las directivas para beber. Los líquidos que se necesitan deben ser bebidas que aseguren la hidratación sin estacionarse demasiado tiempo en el estómago, lo ideal es una bebida que sea hipotónica y que tenga una concentración de azúcar por debajo de la que retarda el vaciamiento gástrico y además sean capaces de reponer las carencias de potasio y magnesio, ya que el primero debido a su ausencia produce debilidad y el magnesio espasmos musculares.
Los jugos de frutas de naranja, tomate, uva, limón y piña contienen mucho potasio y magnesio, también un alto contenido de vitamina C que también se pierden a través del sudor.
Es importante señalar que la hipohidratación causa los mismos efectos que la deshidratación progresiva durante el ejercicio físico.